El número de libros varía muy poco a lo largo de los años. Solo habrá genuina necesidad de comprar más libros una vez se hayan memorizado todas las frases de todos los párrafos de todos los libros. Eso se sabe, pero a veces la tentación es fuerte y uno lo compra. O lo encuentra o se lo regalan. En ese caso hay que abrir espacio en la biblioteca. Abrir espacio en sí no es dificil, solo hay que quitar un libro. La dificultad yace en escoger qué libro. Con ese fin se han desarrollado varios métodos que facilitan la labor y redimen de culpa. El tomo llamado a abandonarnos es a veces el doble o el triple de grande del que viene, con lo que se gana espacio para otro libro más (lamentablemente no para el que se acaba de ir, está comprobado en teoría y en práctica que no cabe). En efecto, cuando uno se ve tentado de adoptar un nuevo libro, desea que sea uno delgado, deseará quitar uno gordo y tener así espacio de sobra para un par de flacos más aparte del nuevo. Pero la biblioteca tendría ahora exclusivamente libros delgados si siempre se obrara así.
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